jueves, 17 de octubre de 2024

Lo Que No Tiene Nombre

 
Lo Que No Tiene Nombre
Sinopsis: ¿Hasta dónde puede llegar la literatura? En este libro dedicado a lavida y la muerte de su hijo Daniel, Piedad Bonnett alcanza con las
palabras los lugaresmás extremos de la existencia. La naturalidad y la extrañeza conviven en sus páginas igual que en su mirada conviven la sequedad de la inteligencia y el latido más intenso de la emoción.
Buscar respuestas es sólo un modo de hacerse preguntas, de negociar con las preguntas, de saber cuántas preguntas caben en una obsesión.












Ficha Técnica

País: Colombia.
Año: 2013
Genero: Biografía.
Subgénero: Filosófico, Narrativa Hispanoamericana, Psicológico.
Temas: Suicidio, Salud Mental, Duelo.
Número de Libros: 1



Opinión Personal

Puntuación que le doy: 9/10
La recomiendo: Si
La volvería a leer: Si
Reto desbloqueado: No Aplica.

Los sentimientos que emergen al leer este libro son profundamente contradictorios. Por un lado, como lectora, me sentí como una intrusa, adentrándome en el duelo íntimo de una familia, un duelo que arrastra consigo el peso de la soledad, el sufrimiento y un dolor que se intuye desde antes del desenlace. Por otro lado, el desasosiego que provoca la pérdida narrada por la autora se intensifica por la ausencia palpable del personaje central en el diálogo, lo cual impacta profundamente cuando se comprende la razón detrás de su silencio: el suicidio.

Piedad, en su papel de escritora y madre, trata de reconstruir a su hijo, Daniel, desde el único lugar que le queda: la memoria. A través de su mirada, intenta capturar la esencia de su hijo y dejar un legado que lo perpetúe, una especie de retrato para la posteridad. Sin embargo, lo hace desde el prisma amoroso de una madre que, impotente, contempla cómo su hijo es consumido por una enfermedad invisible, incomprendida y estigmatizada. Una enfermedad que escapa a toda lógica y se convierte en un enemigo sin rostro ni nombre claro. Daniel, marcado por el peso de una etiqueta cruel —"loco"— y por el temor que proyecta en los ojos de los demás —"peligroso"—, lucha contra un monstruo intangible, uno que aún hoy en día nos resulta difícil de comprender o nombrar: las enfermedades mentales siguen siendo un estigma que la sociedad teme abordar.

La narrativa de Piedad logra que el lector sienta una empatía desgarradora por Daniel. Uno puede casi percibir su lucha interna, sus intentos desesperados por ser "normal", por encajar en un mundo que le resulta ajeno. A través de los ojos de su madre, conocemos su enorme esfuerzo, su talento innato, y el dolor de saberse diferente, una carga que nunca pudo aceptar del todo. Su vida, tan breve, se desvaneció mientras él trataba de encontrar un lugar en un mundo que no sabía cómo acogerlo. Es un dolor invisible, uno que a menudo la sociedad elige ignorar porque reconocerlo implica enfrentarnos a nuestras propias vulnerabilidades, a la incomodidad que genera lo incontrolable.

Aunque me sentí como una espectadora no invitada en este duelo, no pude evitar reflexionar sobre mi propia experiencia con la pérdida. En octubre, un mes que para mí está teñido por el duelo personal, encuentro inevitable el eco de otras historias de pérdida. Aunque el duelo es una experiencia profundamente personal y única, leer sobre cómo otros lo atraviesan siempre deja una enseñanza. En este caso, Piedad logra, de manera paradójica, transmitir una cierta calma a través de la tristeza: ese hilo invisible que conecta corazones rotos por la pérdida tiene el poder de generar una empatía compartida. Y es en esa empatía donde, curiosamente, se encuentra un espacio de consuelo.


Visita la obra de Daniel AQUI



Si tu o alguien que conoces, estan atravesando un duro momento y necesitan ayuda, recuerda que puedes activar el "Código Dorado" en la Ciudad de Medellin, marcando desde cualquier telefono el número a linea telefónica 106.



Angie W. Niconella



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