lunes, 2 de junio de 2025

La Casa, Blackwater III


La Casa
Sinopsis: Una saga matriarcal. Mujeres poderosas que luchan por el dominio durante generaciones. Una atmósfera única para una lectura adictiva. Un retrato realista con toques sobrenaturales.

Perdido, 1928. El clan Caskey se desmorona con la cruenta guerra personal entre Mary-Love y Elinor. En los recovecos del caserón donde viven Elinor y Oscar se esconden crisis conyugales y existenciales con repercusiones que desafían la imaginación, mientras los peores recuerdos, aquellos que uno se esfuerza por mantener ocultos, acechan para tejer sus mortíferas redes y salir a flote.







Ficha Técnica

País: Estados Unidos.
Año: 1983
Genero: Novela Misterio.
Subgénero: Drama, Suspenso, Gótico.
Temas: Familia, Matriarcado, Criaturas Acuáticas.
Número de Libros: 3/6 - Hexalogía
Saga Blackwater



Opinión Personal

Puntuación que le doy: 9/10
La recomiendo: Si
La volvería a leer: Si
Reto desbloqueado: No Aplica.

En esta tercera parte, se aborda uno de los momentos más duros de la saga, el ataque de Carl a Queenie. A pesar del apoyo que recibió por parte de las mujeres Caskey, y de que los hombres intentaron enfrentar a Carl, la sensación que queda es profundamente incómoda: como si el hecho no fuera tan importante por tratarse de “su esposo”. El embarazo resultante, claramente no consentido, es aceptado como un “fruto legítimo”, lo cual sacude desde una perspectiva ética contemporánea. Este episodio revela un subtexto potente: aunque la saga presenta mujeres fuertes, también refleja cómo incluso estas mujeres poderosas operan bajo los yugos de estructuras patriarcales interiorizadas. La maternidad, el matrimonio y el deber aparecen como deberes ineludibles, no como elecciones.

Se consolida la figura de Mary-Love como la encarnación del narcisismo familiar: cruel, manipuladora, y aferrada a su rol como centro de la estructura emocional de los Caskey. Su amor es posesivo y su poder está sostenido en el control disfrazado de deber familiar. No busca el bienestar de los suyos, sino la reafirmación de su propia importancia. Crió a Miriam no como una nieta, sino como una extensión de sí misma: fría, distante y obediente, aunque marcada por la represión.

Mary-Love finalmente cruza una línea invisible: agota la paciencia del ser que es Elinor. Su enfermedad repentina no fue vista por Elinor como una oportunidad de redención, sino como el momento exacto para ejecutar un castigo que llevaba tiempo gestándose. Me sorprendió esperar una recuperación: una parte de mí creyó que habría un giro de redención, una reconciliación tardía, un perdón posible. Pero Elinor fue implacable. Le negó incluso morir rodeada de su familia, arrebatándole el papel de mártir que tanto anhelaba.

Elinor ha matado, ha comido, ha manipulado eventos de manera sutil pero letal. Aun así, no se le odia. El lector sigue viéndola como una fuerza natural, una especie de justicia poética encarnada, que parece guiada por una lógica superior. La sigues admirando, queriendo entender qué es, por qué eligió a los Caskey y cuál es su vínculo con Perdido. Es imposible no fascinarse con ella.

Su amor por Frances es profundamente tierno. A diferencia del “amor” autoritario de Mary-Love, Elinor permite que su hija florezca libremente. Su sacrificio, su paciencia y su protección no son para imponer, sino para ver feliz a su hija, incluso si eso le cuesta parte de sí misma.

Frances, por ahora, no brilla como personaje. Es más bien una promesa que una realidad. Tiene una conexión inquietante con John Robert, y su presencia cierra esta parte de la historia, pero todavía no tiene una voz potente. Quizá el autor nos prepara para algo más adelante, o quizá su valor esté en ser el reflejo de ese amor materno verdadero.



Angie W. Niconella


Anterior libro de la saga: El Dique - Blackwater II
Siguiente libro de la saga: La Guerra - Blackwater IV

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