Sinopsis: Florence Day escribe por encargo para una de las autoras de romántica más prolíficas de la industria, pero tiene un problema: tras una ruptura terrible, ha dejado de creer en el amor. Para ella, está muerto y enterrado. Y de esto Florence sabe mucho, porque tiene un don que le permite ver fantasmas desde niña.
Cuando su nuevo editor no acepta darle una prórroga para su última entrega, Florence se prepara para decirle adiós a su carrera, pero justo entonces recibe una llamada sobre otra despedida que la obliga a volver a casa. Y, aunque Florence espera encontrarse su pueblo natal casi como lo dejó, se lleva una sorpresa cuando un fantasma inesperado la sorprende en la puerta de la funeraria familiar.
Para ella, el romanticismo ha pasado a mejor vida...pero lo mismo le ha sucedido a Benji, su editor, y su asunto sin resolver hará que Florence se cuestione todo lo que siempre ha creído saber sobre las historias de amor.
Ficha Técnica
Autor: Ashley Poston
País: Estados Unidos.
Año: 2023
Genero: Novela Romántica.
Subgénero: Drama, Ficción, Contemporáneo.
Temas: Duelo, Muerte, Familia.Número de Libros: 1
Opinión Personal
Puntuación que le doy: 10/10
La recomiendo: Si
La volvería a leer: Si
Reto desbloqueado: No Aplica.
Esta novela va mucho más allá del amor romántico. No se trata solamente de encontrar a “alguien especial”, sino de una reflexión profunda sobre cómo nos percibimos a nosotros mismos y de qué forma esa autoimagen afecta la manera en que nos comunicamos con los demás. El amor ha muerto aborda, desde una narrativa sutil y emocional, la fragilidad humana al enfrentarnos a la pérdida, al autoconocimiento y a la reconstrucción personal.
Ashley Poston tiene una narrativa limpia, sensible y envolvente. Leerla es una experiencia completa: sus palabras no solo cuentan una historia, sino que la convierten en vivencia. Cada una de sus páginas está cargada de sentimientos tan tangibles, que no es difícil verse reflejado o conmovido por los personajes. En esta ocasión, fue especialmente significativa para mí por la manera en que conecta la pérdida del padre de Florence con el concepto del duelo y la vida más allá de la muerte.
Florence, la protagonista, posee un don especial: puede ver a los muertos. Y sin embargo, ese mismo don se convierte en una herida cuando no logra ver a su propio padre tras su fallecimiento. Esta contradicción abre paso a una narrativa introspectiva que toca temas como la impotencia, la culpa, y el intento por encontrar sentido en medio del dolor. La autora no cae en clichés ni romantiza el sufrimiento: lo humaniza.
Benji es un personaje entrañable. Su calidez aparece incluso en medio de una primera impresión algo distante. Es fácil empatizar con él porque su rol no es el del "salvador" tradicional, sino el de un compañero genuino, dispuesto a escuchar y comprender a Florence desde su propia perspectiva. Su presencia no invade ni intenta corregir, sino que acompaña. Y eso, en literatura y en la vida real, es una de las formas más auténticas del amor.
Los preparativos del funeral del padre son, sin duda, uno de los elementos más catárticos de la historia. A través de los excéntricos deseos del difunto, la autora ofrece una visión distinta de la muerte: no como final, sino como celebración de una vida bien vivida. En mi caso personal, esta parte resonó profundamente, al confrontarme con mi propio proceso de duelo. Ver cómo una historia puede transformar el dolor en homenaje, me permitió reinterpretar la pérdida desde una mirada más amorosa y menos temerosa.
El legado de un ser amado no es solo su presencia física, sino la huella que deja en quienes lo sobreviven: una idea que me recordó inevitablemente a "La inmortalidad" de Milan Kundera, donde se plantea que hay existencias que trascienden el tiempo a través de las acciones, las decisiones y las transformaciones que inspiran. Ashley Poston recoge ese mismo hilo, convirtiéndolo en bálsamo emocional para el lector.
No solo recomiendo El amor ha muerto como lectura emocionalmente significativa y narrativamente sólida, sino también la obra completa de Ashley Poston. Sus historias no buscan solo entretener, sino tocar fibras, sanar y transformar.
Angie W. Niconella
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