Ficha Técnica
Autor: Laura Esquivel
País: México.
Año: 1989
Genero: Novela Rosa.
Subgénero: Drama, Ficción, Realismo Mágico.
Temas: Amor, Comidas, Matriarcas.Número de Libros: 1
Sinopsis: Tita y Pedro se aman. Pero ella está condenada a permanecer soltera, cuidando a su madre hasta que esté muerta. Y pedro, para estar cerca de Tita, se casa con la hermana de ella, Rosaura. Las recetas de cocina que Tita elabora, demás de construir narrativamente la novela, puntean el paso de las estaciones de su vida, siempre marcada por la presente ausencia de Pedro. Como agua para chocolate es una agridulce comedia de amores y desencuentro, una obra chispeante, tierna y pletórica de talento que se ha convertido en uno de los mayores éxitos de la literatura latinoamericana.
Opinión Personal
Puntuación que le doy: ⭐⭐⭐⭐⭐
Contenido: 💔🍛
La recomiendo: Si
La volvería a leer: Si
Reto desbloqueado: No Aplica.
Un libro precioso, enfocado en resaltar toda la riqueza de la cultura mexicana.
La disposición de los capítulos, concentrando una vida en los meses del año, hace que la lectura sea ágil y que los acontecimientos —y los años— sean vistos con el peso emocional que merecen y contienen. Así mismo, las recetas de cada capítulo son una delicia de imaginar y hasta oler. No por nada la comida mexicana se considera una de las mejores del mundo. Cada platillo no es solo la mezcla de ingredientes medidos y cocidos, contiene también el alma y los sentidos del cocinero. Se combinan con los ingredientes el corazón en pedacitos, sus amores, duelos, pasiones y sonrisas.
Gracias al club de lectura que lidera Ángela Zapata1, como herramienta de la Estrategia de Equidad y Genero en la Facultad de Minas, he leído este libro con nuevos ojos. Este espacio me ha permitido visualizar situaciones desde un enfoque diferente, que no solo invita a cuestionar la historia propia en un entorno seguro, sino que también facilita ponerse en los zapatos del otro con mayor compasión. Es un oasis cuidadosamente construido en medio de las realidades particulares de cada participante. Así, fuí reconociendo heridas familiares e imposiciones únicas dentro de la historia. Situaciones que solo nos pasan a las mujeres. Cargas que solo llevamos las mujeres. Silencios que solo sostenemos las mujeres. Cada mujer en esta historia actuó de acuerdo con los roles impuestos por generaciones. Sus acciones no están guiadas por lo bueno o malo de sus corazones, sino por aquello que cargan como educación, relato y principio familiar.
Quiero destacar los arquetipos que representan las cuatro mujeres de esta familia, sin decir que alguno de ellos sea bueno o malo. Considero que son roles que se construyen para sobrevivir y pertenecer de acuerdo con las herramientas disponibles para ello.
Mamá Elena, la Mujer Alfa, quien tuvo que elevar su energía masculina para sobrevivir adversidades, ocultar sentimientos e imponer con su dureza. Asumió la autoridad de su hogar y su rancho bajo los conceptos que la formaron, perpetuando violencia física, psicológica y mutilando el destino de su hija menor. Dentro del relato, de alguna manera llegué a sentir que tenía algo de rabia hacia Tita: quizá su nacimiento representaba la pérdida de su marido, en un contexto donde se destapaba su adulterio y la vida que no pudo vivir. Tal vez enfocar su ira en Tita era una manera de redirigir esa frustración. Tal vez casar a Pedro con Rosaura le permitía, de forma moral y religiosamente correcta, mantener a Tita bajo el yugo del cuidado para la vejez, controlada en el destino impuesto. O quizá simplemente no sentía especial afecto por ella. Lo cierto es que se veía mayor cuidado y protección hacia Rosaura, y aunque desheredó a Gertrudis, incluso allí había más respeto hacia la persona.
Rosaura, la Mujer Víctima, acepta lo que se le impone sin pensarlo con juicio. Necesita protección porque siente que sus circunstancias son injustas. Cree que todos están en su contra, la atacan y no hay responsabilidad de su parte. No asume su posición de adulta que se hace cargo de su historia.
Gertrudis, la Mujer Loba, toma su destino en mano propia, se adueña de sus decisiones y de las consecuencias que estas traen. No teme explorar sus creencias, su sexualidad ni sus preceptos. Equilibra su energía masculina y femenina y las usa de acuerdo con lo que siente y lo que demanda la situación.
Tita, la Mujer Espejo, es la representación de tantas mujeres a las que se les ha impuesto un destino por las circunstancias particulares de su existir: por ser la menor, la más callada, la más tranquila. Abusada física y psicológicamente, el miedo que desarrolla hacia lo que considera autoridad le limita la acción, la introspección y el cuestionamiento de su propia realidad. Lo bello de la historia es cómo algo que ella disfruta verdaderamente —y no por imposición— se transforma en su voz, logrando que sus sentimientos lleguen a otros y se hagan tangibles de forma literal. Sin embargo, el personaje transita situaciones que la cuestionan y, de manera sutil, la transforman, haciéndola resistir su destino, cortando el futuro que le podría tocar por imposición a su sobrina y siendo fiel a lo que ella siente.
Pedro es un hombre que se amolda a las circunstancias según su conveniencia. No le permitió a Tita construir algo sano con John, pero tampoco fue capaz de hacerlo él, incluso cuando mamá Elena ya había muerto y su presión dominante había desaparecido. Parece que entiende los sentimientos de Tita, le muestra una empatía difusa que termina manteniéndola atada a él, obteniendo beneficios de la esposa y de la amante: sexo, compañía, cuidados, estatus. Egoísta, sin carácter y con suerte.
John es un hombre sensible, paciente y perspicaz. Pero considero que su deseo de poseer a Tita también tiene algo de egoísmo. Quería amarrarla a su visión de familia perfecta y amor verdadero, incluso obviando —o metiendo debajo de la alfombra— su relación con Pedro. Solo apariencias y utopías en su mente.
Como es típico del realismo mágico, existen situaciones extrañas que se amoldan a la historia de manera perfecta y le dan un aire más interesante. Así, en el final, vemos cómo el amor consumado de manera ardiente entre Tita y Pedro, sin restricciones ni vergüenzas en la mente, quema el rancho como metáfora de los lazos familiares que fueron cortados y reemplazados por otras opciones. Terminando con su bisnieta como narradora en el presente (1950) de esta historia de amor y del legado culinario que deja Tita, siendo la misma tradición gastronómica la que sostiene a esta familia a través del tiempo.
Angie W. Niconella
No hay comentarios:
Publicar un comentario